Cuando recibimos una mala noticia en nuestra vida tenemos múltiples y variadas formas de reaccionar a la misma, tanto a nivel emocional como a nivel de las conductas que podemos realizar a partir de lo recibido.
Un diagnóstico de cáncer es una mala noticia a la que tenemos que hacer frente. Puede desencadenar diferentes emociones como miedo, enojo, tristeza, vergüenza, vulnerabilidad, entre otros.
Todas las emociones son esperables, necesarias y normales en un primer momento y a lo largo de todo el proceso, ya que las mismas no son estáticas sino que van cambiando a medida que vamos pasando por diferentes situaciones.
Resulta muy importante para transitar el cáncer, poder aprender a observarnos y a identificar nuestras emociones y nuestros pensamientos y aprender a elegir como actuar en función de lo que es importante para uno, dentro de las posibilidades que tengamos en un determinado momento.
Esto quiere decir, que lo que guíe tu camino sea lo que es valioso para vos en tu vida y no que tus acciones estén manejadas por tus emociones (no se trata de no sentir, sino que la emoción no guíe nuestro accionar).
Si bien esto no se logra fácilmente, es importante saber que el poder reconocer nuestras emociones y pensamientos y elegir como actuar es una habilidad y, como toda habilidad, se puede aprender y practicar. Cada persona tiene sus propios tiempos, es importante no compararse con otros ya que cada vida y cada contexto es diferente.
El cáncer suele ser una enfermedad que tiene la particularidad de afectar varias dimensiones de nuestra vida: la salud, el trabajo, la familia y su dinámica, los proyectos, entre otros. Es por esto, que nuestro gran aprendizaje va a ser separar las cosas de las que tenemos control y las cosas sobre las que no tenemos el control y así disminuir el impacto del cáncer sobre los otros aspectos de nuestra vida.
Podemos preguntarnos entonces:
- ¿Qué estoy sintiendo? ¿que emoción me genera esto que estoy viviendo?
- ¿Qué pensamientos tengo? ¿qué estoy pensando o imaginando en este momento?
- ¿Estoy actuando en dirección a lo que es valioso o importante para mí?
- ¿Está conducta me acerca o me aleja de la persona que quiero ser en este momento? Cómo actuaría la persona que me gustaría ser?
Todo es válido, hasta el más pequeño de los actos. En una escalera, cada escalón es importante.
El principal factor sobre el que tenemos control va a ser elegir la actitud con la que vamos a atravesar este proceso. Pero esta elección solo es posibles en un segundo momento cuando las emociones de la noticia van perdiendo intensidad para dar lugar a la siguiente situación:
«Tengo cáncer, esto me genera mucho miedo e incertidumbre, pero tengo que ver como voy a transitar este camino que hoy me toca recorrer.»
Se ha demostrado que la forma más efectiva de transitar la enfermedad del cáncer es desarrollar una actitud activa de salir a buscar aquello que nos hace sentir bien y que nos acerca a nuestro bienestar (por pequeño que sea ese “aquello”).
"Para crear la vida que deseas hasta las acciones más pequeñas valen más que mil horas pensando”.
Russ Harris
Así que te invito, como dice Kabat Zinn, a colaborar activamente en tu tratamiento, dejando que la medicina se encargue de los tratamientos médicos y permitiéndonos cultivar nuestros recursos internos (o los que puedas aprender) para mantener la salud de la mejor forma posible.
Este proceso de aprendizaje parte del supuesto de que, «independientemente de lo enfermos o desesperados que, en un determinado momento, podamos estar, hay, en nosotros, mientras respiramos, algo más de bueno que de malo. Pero, si queremos movilizar nuestras capacidades internas de crecimiento y sanación y llevar nuestra vida a un plano mas elevado, se requiere, de nuestra parte, cierto esfuerzo y energía.» (Kabat-Zinn, 2013).
En este sentido, va a ser muy importante que observes como te hablas a vos mismo y los pensamientos que tenés ya que de éstos van a depender la actitud que tomes y las conductas que realices.
Puede ser que nos venga el pensamiento de “Esto me supera, no voy a poder” . Pero si nos creemos este pensamiento, puede ser que realmente no confiemos en nuestros recursos para superar la adversidad. Si notamos que nos aparecen estos pensamientos, podemos observarlos y decirnos “esta situación es muy difícil, pero voy a ver con qué recursos cuento para hacerle frente”.
"La resiliencia es la capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas e inclusive, ser transformados por ellas."
Grotberg
Para entrar en contacto con nuestros recursos y con nuestra capacidad de resiliencia podemos hacernos las siguientes preguntas:
- ¿Tuviste situaciones difíciles en el pasado? ¿Las pudiste transitar?
- ¿Todo lo que imaginaste que podía suceder en esa situación, realmente sucedió?
- Hoy, ¿ves la situación que transitaste de la misma forma que la veías en el pasado?
- ¿Te apoyaste en alguna persona en particular?
- ¿Utilizaste alguna estrategia en particular? (realizar alguna actividad, pedir ayuda, participar de un grupo, conectarte con las cosas que te hacian bien, escuchar música, informarte, etc).
- ¿Buscaste soluciones de forma activa para resolver el problema? ¿cómo te resultó?
- Entonces… ¿que dice tu experiencia sobre tu capacidad de resolver situaciones difíciles?
Poder observar nuestro pasado para aprender a lidiar con el presente, es una estrategia para fomentar la resiliencia y animarnos a llevar a cabo las acciones que estén bajo nuestro control y nuestra responsabilidad.
Como dijimos anteriormente, hay situaciones que no podemos controlar y debemos aprender a aceptar aquello que no podemos modificar como la aparición del cáncer, para no gastar energía y esfuerzo en querer evitar lo inevitable y utilizar esa energía para lidiar y elegir lo que sí podemos cambiar, ¿qué podemos hacer nosotros hoy por nuestra propia salud? (Por pequeño que creamos que sea).
La aceptación supone un proceso, no te preocupes si te cuesta en un primer momento, también se aprende y se cultiva. Si ves que este aspecto para transitar la enfermedad te resulta muy difícil, podes pedir ayuda, que es el primer paso para transitar el cáncer de la mejor forma posible.
Algunas recomendaciones para acercarse al bienestar:
- Poder estar en el momento presente. El cáncer nos lleva al pasado por lo que ya no es y al futuro por lo que puede llegar a ser. Es importante poder darle la misma importancia a nuestro presente en el aquí y ahora. Poder focalizar en el presente, reduce la sensación de incertidumbre respecto a cuestiones sobre el futuro de las que no tenemos control.
- Permitirte sentir cualquier emoción que aparezca, permitirte sentir lo que estás sintiendo. No hay emociones buenas o malas.
- Buscá regalarte “buenos momentos”: un encuentro con alguien querido, una película, escuchar música, una caminata, cocinar… cada uno sabe lo que le hace bien. El gran problema es cuando pensamos en que solo tenemos que realizar cambios importantes y grandilocuentes y no valoramos los pequeños grandes momentos cotidianos que nos traen bienestar.
- Procurá mantenerte en contacto con la gente que querés.
- No tengas miedo de decir que “no”. En todo caso, si se te dificulta, es importante que sepas que se puede aprender.
- Focalizate en todo lo que sí podés hacer y no en lo que no. El temor disminuye cuando nos damos cuenta de los recursos con los que contamos.
- Trata de mantener una comunicacion abierta respecto a lo que necesites, tanto con tu familia como con tu equipo médico tratante.
- Pedir ayuda es un acto de coraje. No dudes en hacerlo si ves que transitar el cáncer se te está haciendo difícil emocionalmente.

Estefania Marzik
Psicooncóloga Fund. Donde Quiero Estar
M.N: 50.817
Contención emocional para pacientes y familiares
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