Muchas veces frente a un diagnóstico de cáncer la mente se suele ir al pasado, revisando lo que ya no es y lo que se ha perdido, o hacía al futuro, por lo que habrá de ser o por lo que se tendrá que hacer frente. Y así nos vamos alejando de nuestro presente, viajando entre el pasado y el futuro. Esto no es algo que intencionalmente nos sentemos a hacer, solo es nuestra mente haciendo su trabajo a la perfección. La mente aprendió que resulta útil revisar el pasado para aprender de las experiencias y anticiparse al futuro para poner en marcha recursos para hacer frente a lo que vendrá. El problema resulta cuando estamos más en otros tiempos que en el mismo presente y lo que nos dice nuestra mente (nuestros pensamientos) sobre lo que fue o lo que será nos genera mayor malestar que lo que está sucediendo efectivamente en el presente.
Cuando te encuentres en esta situación, más preocupad@ por lo que te dice tu mente que por lo que efectivamente está sucediendo, te invito a frenar y realizar esta práctica de atención plena en la respiración para traerte al aquí y ahora, al presente, ya que la respiración solo puede suceder en este momento, es por esto que solemos decir que la respiración funciona como un ancla al presente. Entonces cuando te encuentres en esta situación de revisar el pasado y el futuro y observes que te estás alejando del aquí y ahora y esto de genere cierto malestar emocional, podés utilizar la respiración como ancla para traerte a tu experiencia presente.
Te invito a realizar esta práctica en cualquier momento y en cualquier lugar. Justamente esto es lo que me gusta de la misma, que no es necesario un gran despliegue. Solo permitirte dedicarte unos minutos para frenar el piloto automático y conectar con la respiración. La misma no tiene que ser ni más lenta, ni más larga de lo que es. La respiración se hace sola, la invitación es solo a poner la atención en ella y observar las sensaciones asociadas.
Te sugiero practicar este ejercicio diariamente ya que, realizar algo con atención plena supone una habilidad y, como toda habilidad, requiere aprenderla pero sobre todo practicarla y practicarla.
¡Vamos a empezar!
- Te invito a que te sientes en una postura en la que puedas permanecer cómod@ un rato. Podes cerrar los ojos o mantenerlos fijos en un punto a cierta distancia.
- Ahora, centrá la atención en la respiración y en las sensaciones corporales asociadas a la misma. Puede resultar útil poner la atención siempre en el mismo lugar, puede ser el movimiento de las fosas nasales o el movimiento del abdomen al entrar y salir el aire. Podés observar como el aire entra y sale por tus fosas nasales, permitite notar el movimiento de las mismas con el aire. Notá como el aire entra más frío y sale más cálido.
- Es muy probable que te distraigas con algún pensamiento o con algún sonido o sensación. Está bien, no significa que lo estés haciendo mal, es algo esperable, recordá que se necesita práctica para poder sostener la atención. Si notás que te distraes, apenas lo hagas, volvé a poner la atención con intención en la respiración. Si te distraes, por favor no te juzgues, ni te critiques ni respondas a tus pensamientos, simplemente notá que te fuiste y con amor volvé a poner la atención en la respiración.
- No hay un tiempo específico para la práctica, te invito a que seas vos quien sepa y averigüe cual es tu tiempo.
Espero que te sea de utilidad esta práctica y que puedas incorporarla como hábito. Después me contás como te fue o si tuviste algún inconveniente en realizarla…

Estefanía Marzik
Psicooncóloga Fund. Donde Quiero Estar
M.N: 50.817